He decidido vivir

Me gustaría parar un momento y reflexionar, pero no es posible. No porque no tenga tiempo, sino porque estoy inmersa en él. Si reflexiono, es mientras este corre. Si reflexiono, es con él.

Estos últimos meses me he adentrado en una aventura. Después de una carrera en Filosofía de cuatro años de duración, más un curso de especialización en un máster de la misma materia, he decidido vivir. La vida contemplativa no tiene mucho sentido para mí en estos momentos. Mis vivencias en el 15M me hicieron entender, entre otras muchas cosas, la cotidianidad, y sigo aprendiendo de ella. Quizás sería más correcto decir que estoy des-aprendiendo. Es realmente difícil aprender a ver las cosas tal y como ellas son sin que nos evoquen algo externo, sin que nos veamos a nosotros mismos y a nuestra cultura en ellas. Yo no lo sé hacer. Pero me gusta la idea.

Después de varios años de estudio y diversos trabajos puramente académicos decidí que tenía que centrarme en lo que estaba sucediendo. De pronto, dedicarme a hablar sobre el trabajo de otra persona me parecía absurdo. ¿Cómo voy a dedicar mi vida a una obra ajena? Yo no lo entendía, tampoco los demás. Lo normal era seguir el camino que ya estaba marcado, hacer lo que se había viniendo haciendo hasta ahora, pero me resultaba insoportable. Por momentos me vi en una crisis existencial. Y acabé sufriendo alguna de otra índole. La Filosofía me había enseñado a pensar por mí misma, a ser autónoma en este sentido, ¿por qué después de darme alas me abrieron la puerta a una habitación cerrada? No sin algunas trabas, di con alguien que ya llevaba unos años en mi camino pero con quien todavía no me había cruzado realmente: José Luis Molinuevo. Tengo que mencionarle porque no es fácil saltar al vacío, porque una vez que estamos determinados a hacerlo todavía miramos a los ojos de esa persona que sabemos que nos va a alentar y le preguntamos: «¿crees que puedo hacerlo?» Y él siempre te contesta: «adelante».

Sigue leyendo