Hoy el desarrollo tecnológico se despliega sin control. Se producen una cantidad innecesaria de nuevas tecnologías, y se hace a un paso que no podemos abordar. Nosotros no somos dueños de nuestra producción, sino que la producción se adueña de nosotros: no tenemos ni el conocimiento ni el tiempo necesarios para poder tomar una postura crítica y responsable que pueda analizar el desarrollo tecnológico.
Desde cualquier investigación, es necesario recuperar este control para poder analizar la realidad y el modo en que comprendemos el mundo y por tanto, la forma en que interactuamos con él y con los demás. Esta consideración crítica ya la reivindicaban Andoni Alonso e Iñaki Arzoz desde el CTS activista en la Carta al homo tecnologicus1. Se trata de una responsabilidad que tenemos que tomar, en primer lugar, como ciudadanos de esta nueva polis global que es causa, y a la vez efecto, de este desarrollo de la tecnología. Esta formación activista se encuentra también en la base del proyecto de WikiLeaks.